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La leyenda de los Globetrotters







Los equipos viajeros

  Los equipos viajeros (barnstorming teams), surgidos hacia principios del siglo veinte, constituyeron una novedad que más tarde lograría, a través de los Globertrotter, una difusión mundial.
  El Monticello, creado en la ciudad de Pittsburgh en Pennsylvania, entre 1909 y 1910 por Cumberland Posey, y el Howard Big Five, fueron los primeros equipos peregrinos. Casi dos décadas después surgieron el New York Renaissance, los Globetrotters y el Philadelphia Tribunes, un equipo de mujeres.



New York Rens

  El New York Renaissance apareció en Harlem en 1923 de la mano de un inmigrante caribeño, quien había sido entrenador en un club amateur de New York. El equipo jugaba en el Renaissance Casino and Ballroom, ubicado en la 138th y 6ª Avenida de Harlem, en cuyo salón de baile se improvisaba una cancha de básquetbol los días domingo.
  El New York Rens, como se lo conoció luego, sobresalió rápidamente por su contundencia en la competencia, pero también por su estilo de juego que contrastaba con el tradicional básquetbol blanco. Éste, disciplinado y minucioso, se oponía al juego rápido, imprevisto, desbordante en impostura y creatividad que caracterizó a los primeros equipo profesionales afroamericanos.



Renaissance Casino and Ballroom

  Los Rens fueron excluidos de la American Basketball League, la cual agrupaba a los equipos profesionales blancos más importantes del nordeste de los Estados Unidos.
  Desafiando el gesto segregador, los Rens salieron a recorrer los pueblos y las ciudades del este, en busca de rivales dispuestos a enfrentarlos y pagar por sus presentaciones. Muy pronto, el juego de los Rens, que conjugaba la magia y el humor con la eficacia, logró ser reconocido e invitado a participar en competencias mayores.
  En aquel nuevo escenario, el equipo afroamericano enfrentó a los conjuntos blancos y creó, tras conquistar a un público azorado por la novedad, una sensibilidad que comenzaba a renegar de la exclusión.
  En 1939 los Rens ganaron en Chicago el World Professional Basketball Tournament —donde competían los mejores equipos del país— venciendo al Oshkosh All-Stars, campeón de la National Basketball League. El torneo, esponsoreado por el Chicago Herald, fue una de las primeras competencias importantes que permitieron la participación de conjuntos afroamericanos. Su primera versión de 1939 contó con la presencia de equipos como el New York Yankees, el House of David de Benton Harbor (Michigan), el Fort Wayne Harvsters, el Sheboygen Redskins, el Oshkosh All-Stars, el Clarksburg (West Virginia) Oilers, el Chicago Harmons, el Illinois Graduates, junto a los Globetrotters —que habían sido creados en 1927 en Chicago—y los Rens.




Harlem Globetrotters (1930)

  Los Harlem Globetrotters aparecieron como una réplica de los Rens. El equipo original se formó sobre la base de un grupo de basquetbolistas provenientes de la Wendel Phillips High School.
  Las primeras fotos del equipo muestran a los jugadores de la Wendel Phillips. En la foto de 1928 están Ramsey, Brookings, Wright y Johnson, junto a cuatro jugadores más, mientras que en la foto de 1930, donde aparece el quinteto con la inscripción New York en la casaca, encontramos a Wright, Long, Oliver y Pullins, además de Inman Jackson (el único que no viene de la Wendel) y Abe Saperstein (GEORGE, 1992).
  La Wendel, junto con la Wabash YMCA y los South Side Boys’ Club formaban, hacia la década del veinte, el “triángulo de oro” del básquetbol del gueto de Chicago. Pasada la mitad de aquella década, la Wendel Phillips comenzó a dominar la Public League, donde competían los mejores equipos negros de la ciudad, y en 1931  consiguió el título en el National Basketball Turnament for Black High Schools, en Hampton, Virginia. (George, 1992).
  La primera versión de los Globetrotters se conoció con el nombre de American Legion Giles Post. En 1928, aquel equipo habría realizado su primera gira por el estado de Illinois, jugando su primer partido en Hinkley, una pequeña ciudad del estado de Illinois, en una jornada que incluía música y baile.
  Mas tarde, el Giles Post se consolidó como equipo profesional y comenzó a brillar con el nombre de “Savoy Big Five”. Su dueño, Dick Hudson, había alquilado el Savoy Ballroom, una versión local del famoso club de baile de New York, donde se presentaban estrellas de la talla de Duke Ellington y Louis Armstrong. En la pista del Savoy, los Big Five hicieron sus primeras presentaciones.






  En noviembre de 1927, el Savoy inauguró su nuevo local en el South Side de Chicago. Un artículo del periódico Chicago Defender del 26 de noviembre de 1927 se refería a la inauguración:


 “Los miles de clientes vestidos a la moda, que concurrieron de prisa en sus autos bajo la lluvia el miércoles a la noche a la grandiosa inauguración del salón de baile Savoy, se encontraron con tal destello de simpatía y hermosura cuando entraron al salón que quedaron casi azorados.”
  Pocos días después de aquella inauguración, el equipo se presentaba frente a la Universidad de Howard como espectáculo previo a la velada de baile. El 31 de diciembre de 1927 en el Defender fue publicado un artículo promocionando el primer partido del equipo:
 

“Los amantes del básquetbol recibirán un real deleite cuando el rápido quinteto de la Universidad de Howard se encuentre con el Savoy Bear Cats [en el artículo post-partido fueron llamados Savoy Big Five] en una serie de dos partidos en el Savoy Ballroom, en la calle 47 del South Parkway. Los encuentros han sido programados para el martes 3 y el 4 miércoles de enero”.
  En 1939, los Globertrotters fueron invitados al World Professional Tournament de Chicago, donde fueron vencidos por los Rens, en el encuentro semifinal. El año siguiente, lograron quedarse con el torneo, tras vencer a los Rens en semifinales y al Chicago Bruins en la final. Al poco tiempo de aquél, la victoria; los Globertrotter volvieron al Stadium de Chicago donde vencieron al College All Star ante una multitud de 22.000 personas (George, 1992).
  Mientras los Rens recorrían el este, los Globbertrotters conquistaban el medio oeste, haciendo base en Chicago, con un básquetbol desafiante y bufonesco, logrando un rápido ascenso y reconocimiento, gracias a la singularidad y eficacia de su juego.
  En 1948, en el mismo escenario y ante una concurrencia similar, los Harlem Globertrotter vencieron al Mineapolis Lakers, para entonces el equipo número uno de la National Basketball League, proeza que repitieron al año siguiente y que inició un duelo histórico entre dos equipos que seguirían trayectorias radicalmente diferentes.





  Tras posicionarse hacia la década del cuarenta entre los mejores equipos de los Estados Unidos, los Globetrotters iniciaron un proceso de transformación que desactivó el contenido político/cultural del deporte negro, al tiempo que contribuyó al desarrollo del proceso de espectacularización del básquetbol norteamericano.
  Dichos procesos coincidieron con la creciente incorporación de los jugadores negros en los equipos de las grandes ligas profesionales, especialmente luego de la formación de la National Basketball Association (NBA), y también con los avances en la lucha por los derechos de las minorías étnicas en todo el contexto de la nación.
  Luego de dos siglos de esclavitud y segregación la cultura negra aparecía en el escenario conflictivo de entreguerras, mostrando una producción que avanzaba sobre las instituciones blancas y amenazaba su hegemonía. Ante la peligrosa novedad que puso en jaque al mito de la supremacía blanca, veremos elaborarse nuevas formas de dominio —más tenues y benévolas, aunque también más sofisticadas e invisibles— que permitirán matizar el escándalo de aquella primera y brutal segregación.
  Allí es donde hay que ubicar la contracara del gesto integrador. La neutralización y funcionalización de una cultura que se constituye como riqueza simbólica y fuerza económica/política de inusitada potencialidad se procesa gracias a una original y novedosa expropiación.
  Los equipos negros, con jugadores, entrenadores y dueños negros debían ser privados, como ocurrió también en relación a otras expresiones importantes del arte y de la cultura afroamericana, de aquello que cifraba su poder y fundamentaba su autoridad.
  Hacia fines de los cuarenta y principios de los cincuenta, los equipos de las grandes ligas profesionales, colegios y universidades comenzaron a incorporar a los jugadores negros. Sin embargo, a pesar de la creciente y progresiva invasión negra en el básquetbol profesional, los propietarios, los directivos y los coach fueron siempre, con pocas excepciones que sólo aparecerán varias décadas más tarde, mayoritariamente blancos.
  El cuerpo y el juego virtuosos pudieron ser integrados en un contexto que sustraía sus bases micropolíticas. La propiedad material y simbólica del juego será inaccesible para quienes lo producen al tiempo que progresa un nuevo producto que trasciende el escenario local.
  La integración corrió paralela con aquella desposesión. La singular experiencia del básquetbol negro fue resituada en el marco del gran negocio deportivo mientras se le amputaba su significado e inauguraba un novedoso dispositivo de notable atracción universal.
  El básquetbol norteamericano, como también el cine, el jazz o el rap, ejercerá un gran poder de atracción mundial. La NBA será el modelo en el cual se inspirará el básquetbol del mundo a partir de las décadas de los sesenta y setenta, mientras los jugadores negros dominarán en todas las competencias de la escena internacional.
  Una gran parte del poder de seducción de estos productos culturales norteamericanos se debe, tal como lo plantea Pierre Bourdieu (Bourdieu y Wacquant, 2003), al hecho de que los mismos, como es el caso del básquetbol o de la música negra, han sido producidos e introducidos en el ámbito de la cultura por minorías sometidas.
  La historia de los Globetrotters muestra con claridad la trayectoria de aquella alienación. Surgido desde lo profundo de la cultura negra como una apropiación novedosa del deporte que progresaba en los umbrales del siglo veinte, el básquetbol negro se convirtió en un atractivo espectáculo y en uno de los negocios deportivos más productivos de la era industrial.
  Luego de la original aventura que logró trascender el South Side de Chicago, la experiencia del Savoy Big Five quedó trastocada. De la mano de A. Saperstein, su manager blanco obsesionado por los negocios de Manhattan, los Globetrotters abandonan la proeza. A partir de entonces se integrarán al show business deportivo, acondicionando el espectáculo para el consumo masivo en un ámbito global.



Fuente:
de la Vega, E. (2006) La gloria del básquetbol. Genealogía del dream team argentino. Rosario, Homo Sapiens.